Según un estudio publicado en este mismo año en Frontiers in Veterinary Science, de 176 gatos con edades comprendidas entre los 7 y 10 años, el 88% presentaron alguna alteración en el examen clínico (casi 9 de cada 10 gatos). De ellos, un 54% presentaban algún problema dental, el 58% de los que toleraron el examen ortopédico presentaron también alguna alteración y el 10% presentaron azotemia.
Un dato muy interesante de este estudio fue, que el 38% de los gatos con alteraciones presentaban más de un problema de los descritos arriba, lo que indica la importancia de no quedarse con el primer diagnóstico, y seguir buscando posibles problemas concomitantes.
En otro estudio realizado en 2016, de 130 gatos de entre 6 y 9 años, un 19% de ellos presentó alteraciones en alguna de las analíticas realizadas de hematología, bioquímica, urianálisis u hormonas. También se ha descrito que el 10% de los gatos mayores de 10 años presentan hipertiroidismo.
Estos datos no hacen más que sustentar la conveniencia de realizar exámenes de salud anuales o incluso semestrales (según el estado del animal) en nuestros gatos mayores, tal y como se refleja en las guías de consenso para el bienestar de los gatos geriátricos, publicadas por la AAFP en 2021. No obstante, no existe una evidencia sólida que resulte en un consenso claro acerca de la edad a la que se recomienda comenzar, qué información pedir a los dueños, y qué cribado analítico realizar además del examen físico, para detectar estados tempranos de las patologías mencionadas al principio de este texto en gatos geriátricos y poder alargar lo máximo posible su tiempo con nosotros.
Cuando me planteé diseñar un perfil geriátrico para el catálogo de CEDIVET, y comencé a añadir las pruebas laboratoriales que me parecían importantes como base diagnóstica, me di cuenta de que la diferencia que observaba con los perfiles completos de individuos adultos no geriátricos, eran principalmente las alteraciones hormonales. En la especie felina, las que más observamos son la diabetes mellitus y el hipertiroidismo. Ambas suponen un trabajo diagnóstico concienzudo, especialmente el hipertiroidismo, ya que la T4 total puede verse disminuida debido a la existencia de patologías concurrentes, y en gatos geriátricos, esto puede darse hasta en un 38% de los casos como he mencionado anteriormente.
Por ello, la evaluación de los cambios de concentración de la T4 total en cada individuo en cada revisión es importante (estudio de valores de referencia individuales), ya que puede indicarnos de forma precoz la presencia de hipertiroidismo antes de que la T4 total llegue a estar por encima del intervalo de referencia. Si además medimos la TSH, estamos aumentando la especificidad del diagnóstico a un 98%, ya que solamente el 2% de los gatos con hipertiroidismo presentan niveles mayores o iguales de 0.03 ng/mL.
Si estáis interesados en saber qué pruebas recomendamos para un perfil geriátrico, no dudéis en preguntarnos, estaremos encantados de ayudaros.
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Dra. Salceda Fernández-Barredo del Amo